El café de los viernes es una sección muy popular en el mundo de los blogs personales, la ideas es sencilla y encantadora: invitarte a ti como lector a tomar un café los viernes por la tarde después de nuestra jornada laboral y contarnos, como buenos amigos, qué tal nos ha ido en la semana. Así que... ¿nos tomamos un café y charlamos un ratito?
Vaya que vamos empezando este blog y ya con fallas y retrasos en los tiempos, no me culpes es que se me pega, de algún lado... No pues nada, que hace unas semanas tuve que ir por trabajo a Monterrey, México por un par de días y la verdad es que ya lo he dicho, a mi esas cosas me pegan porque soy de rutinas, entonces le dan al traste a mis rutinas que voy comenzando...
Y pues eso, si me tomara un café contigo te contaría que entre que perdí el ritmo y que tengo mucho trabajo, no pude hacer este rico café de los viernes. Y estoy muy contenta, primero porque hay muchas cosas para mostrarles en el blog y en segunda porque una cosa en particular me puso de muy buen humor.
Es que, a ver, uno puede refunfuñar, estar en desacuerdo con opiniones o acciones, hacer corajes y berrinches por tales motivos, pero al final del día, siempre hay gente que es NUESTRA GENTE, y a pesar de todo lo anterior lo seguirá siendo. Y saber eso en secreta complicidad llena el corazón. Y hoy mi corazón está lleno.
Con otro sorbo de café y riéndome un poco, te contaría que esta semana, al igual que la pasada tuve que estar algunos días completos y hasta un poquito más en la oficina. Esta situación ha sido un cambio para Brownie, gradual para cuando esto sea habitual de todos los días. Y al llegar a casa, no encuentro nada fuera de los normal, más que hay juguetes por toda la casa y se subió a los sillones y tiró los cojines. Pero ¡oh dios mío! Ayer llegué a casa y al prender la luz lo primer que veo es que el piso está lleno de relleno de cojín... así es, Brownie deshizo un cojín y no dudo que hasta se haya comido el relleno. De cualquier forma mi regaño no tuvo efecto, y él estaba más feliz de que yo estuviera en casa después de un largo día.
Por último te contaría que mis finanzas necesitan volver a sanarse y es que me desaté en compras en línea, eso sí ya tengo un montón de productos nuevos que probar y que mostrar, pero por un buen rato ya no más compras. ¡Promesa!
Y bueno, no sé si soy yo, o este café sí se hizo aburrido... Mejor cuéntame tú, ¿Qué tal te ha ido estas semanas que no platicamos?